Wednesday, October 21, 2009

Zapos y principies

Zapos y Principes.


“El Hombre que no merece tus lagrimas
Te hara llorar.
Y el que se las merece nunca hara” Autor desconocido

En el amor las mujeres siempre ganamos. Ganamos cuando decidimos que alguien no era adecuado para nosotras. Ganamos cuando dejamos y decidimos ir tras ese otro inadecuado que nos dejara el día de mañana.

Hay una frase que nosotras las mujeres nos sabemos decir unas a otras cuando nos vemos llorando, lamentando, rogando que el celular suene y que sea EL. Ese quien nos engañó, nos maltrató, nos saco de su vida. Siempre nos decimos: “ya olvídate de ese imbecil, no vale la pena, no te merece”. Ese tajante y real “no te merece”, suena a premio consuelo cuando nos encontramos en ese trance de auto-destrucción y de auto-engaño.

Decidimos que la mejor forma de olvidar es irnos de juerga, de reventón. Nos tomamos todo lo que se nos cruce por enfrente. Alrededor del cuarto seco de chela, tequila, pisco, ron o vodka, estamos decididas. Ese imberbe no nos merece! Vemos esa luz al final del túnel que nos da seguridad. Juramos que no vamos a volver a llamar a ese idiota, ni lo vamos a esperar, pues EL se la pierde.
Pero ese furor no dura mucho, después de unas horas, como en el octavo seco, no podemos mas! Tenemos que llamarlo, queremos convencer a las amigas para ir al bar que el más frecuenta. Lo queremos ver para decirle que lo odiamos, o tal vez para pedir perdón por algo, derrepente simplemente para que cuando nos vea se de cuenta que sin nosotras no puede vivir. Necesitamos verlo.
Y allí esta la amiga “no te merece” “olvídate” “que mas quieres!”” que no te llame mas, mejor para ti” “que se borre del mapa”.

Pero tu no quieres que se borre, quieres que aparezca, que suene el celular y que sea el. Pidiendo miles de perdones, diciendo que se dió cuenta que tu eres la única que lo hará feliz, que no te quiso engañar, es mas, que nunca lo hizo (a pesar que tu bien sabes que te engaño mas de las veces que te diste cuenta).

Cuando esos malbichos re-aparecen en escena (si alguna vez re-aparecen), a veces las mujeres, de tercas, por creerse como dice mi amiga Jimena “mujer maravilla” (mal que afecta a muchas mujeres) volvemos a repetir el plato, aunque ya sabemos que ese menú no solo nos causara una indigestión, sino que nos seguirá rompiendo el corazón, nos seguirá atormentando la poca sanidad mental que nos queda, y terminará por ahogar la poca autoestima que aun respira.
Volvemos porque según nosotras, ahora si las cosas serán diferentes y el por alguna razón que no es lógica, cambio. Se volvió el hombre de nuestros sueños. El inadecuado se volvió adecuado de la noche a la mañana. Y así seguiremos como un espiral, terminando y volviendo. No mucho espacio para ganar…



Pero cuando nosotras ya estamos en otra historia. Ya nos tomamos todo el alcohol que nuestro cuerpo pudo aguantar, ya tratamos de llamarlos y colgamos antes de que contestaran, ya dejamos mensajes idiotas en la casilla de voz, ya nos engordamos de todos los chocolates que pudimos empujarnos, y ya bajamos de peso por toda la depresión que se nos junto cuando negábamos, cuando queríamos olvidar.
Abrimos los ojos y vimos toda la figura entera. Finalmente las amigas tenían razón. No me merecía! No era para nosotras.

Y ahora somos nosotras las que los mandamos a rodar, a las que nos hastía tantas llamadas, tantos mensajes de voz, “ya fuiste” les decimos en las caras y nos sentimos triunfadoras, ganadoras.

Todos esos inadecuados que pasaron por nuestros corazones, nos dejaron lecciones. Como me decía una psicóloga: “En la vida no hay errores, hay solo lecciones”. Y eso es precisamente lo que los “inadecuados” nos dejan, solo son lecciones. Las heridas sanan, y aprendemos que no hay que entregar el corazón si es que primero no se lo han ganado. Que no importa cuantas cosas te prometa, lo importante son las acciones. Que ese instinto que todas las mujeres tenemos, en la mayoría de los casos no se equivoca. Si pensamos que nos engañan, es porque generalmente nos engañan. Si pensamos que esta en “algo” raro, es porque lo esta.

Como dije, las mujeres en el amor siempre ganamos. Ese bicho, o bichos, que alguna vez se cruzaron por nuestros caminos, a los que alguna vez amamos, por los que hicimos locuras de amor, los que nos hicieron el corazón tiritas. A algunas como a mi, nos cagaron tanto que hasta al psicólogo fuimos a parar. Todos esos nos prepararon para hacernos más fuertes, intuitivas, independientes, más mujer y menos niña.

Entonces estamos listas para el indicado, para dar y recibir amor. Porque con los inadecuados fuimos perfectas para dar amor, pero tan imperfectas para recibir.
El indicado nos hará sentir amadas, seguras en la relación, nos llenara de piropos, se sentirá menos hombre cuando nos vea llorar por alguna razón que ni nosotras mismas nos explicamos (pasara una vez al mes, por culpa de “Andrés”), y mas hombre cuando nos arranquen una sonrisa. Nos aceptaran como somos, y los aceptaremos a ellos como son también.

Ya no soñaremos en cambiarlos, porque a pesar de que no hay hombre perfecto, EL es perfecto para nuestro corazón.
No diré que es nuestra alma gemela, pues no creo que exista una persona igual a otra. Tampoco hablare de príncipes, pues si bien es cierto que podemos haber besado a muchos sapos, estos jamás se convirtieron en príncipes.

Es simplemente una relación de a dos, con virtudes y defectos, con triunfos y fracasos. En esta historia no hay locuras de amor, pues la relación no lo necesita. Tampoco hay lágrimas a montón, llamadas y colgadas. No necesitamos tomarnos todo el bar, y si lo hacemos, lo haremos con el o con algunas amigas simplemente porque podemos, no para olvidar.

La libertad de haber podido elegir, de poder haber dicho hasta aquí no más llegue contigo, con tus absurdos y también con los míos. Hasta aquí llegue siendo prisionera de mis propios miedos. Porque si no los dejamos antes no fue puramente por amor. Fue por miedo a estar solas, a enfrentarnos a nosotras mismas.


Entonces besando sapos o besando príncipes, las mujeres en el amor siempre ganamos. Y si no besas ni uno ni otro, no hay nada mas libre para una mujer que sentirse segura, feliz, lograda y completa estando sola. La mejor alma gemela para una mujer es su propia alma.